EL TUNGSTENO
(Cesar Vallejo)
Esta obra empieza cuando la empresa
norteamericana MiningSociety se adueña de las minas de tungsteno de Quivilca,
situada en el departamento del Cuzco.La gerencia de esta empresa dispone
acelerar la extracción del mineral. Así que decide empezar el reclutamiento de
peones y empleados indios para las labores mineras. El primer grupo de estos
parten de Colca, junto con algunos poderíos de la empresa, algunos de estos indígenas se habían mantenido hasta entonces
alejados de la modernidad.
El dueño del bazar y contratista de
peones para la mina, José Marino, quien junto con su hermano Mateo, forman la
sociedad “Marino Hermanos”, que tiene la exclusividad comercial con la empresa
minera. Ambiciosos y desalmados, empiezan por quitar sus tierras a los indios
soras, dándoles a cambio baratijas y objetos de valor irrisorio.
En el bazar de José Marino, se reúne
a menudo el grupo dominante de la mina que incluye a los dos administradores
extranjeros, Mr. Taik y Mr. Weiss.
En una de esas sesiones, José Marino
decide entregar a su amante Graciela al comisario Baldazari para que se la
cuide durante su viaje, pero la verdad es que se trata de un intercambio de
favores. La reunión sucede en una gran borrachera que termina con la múltiple
violación y muerte de la muchacha. Oficialmente Graciela fallece por muerte
natural, pero todo el pueblo sabe la verdad.
Ante la huida de trabajadores de la
mina, desengañados por las pésimas condiciones y el bajo salario, los hermanos
Marino solicitan al Subprefecto Luna que le envíe policías, para capturar a los
fugitivos y hacerles cumplir los contratos. Luna se excusa de hacerlo pues se
halla embargado en la busca de reclutas para el Ejército. Sin embargo, ven la
posibilidad de que sus intereses confluyan en beneficio mutuo.
Dos jóvenes indios, Isidoro Yepez y
Braulio Conchucos, son capturados y llevados a rastras hasta Colca para
comparecer ante la Junta Conscriptora Militar. Debido al atroz maltrato sufrido
en el trayecto, Braulio Conchucos fallece en presencia de todos.
Un herrero, el audaz Servando Huanca,
tiene la inmensa valentía de protestar abiertamente contra la injusticia y
desencadena un levantamiento del pueblo, que es ferozmente reprimido por los policías,
con muertos y heridos. Varios indios son apresados, acusados de revolución;
entonces los Marino solicitan al subprefecto que de entre ellos se escojan a algunos
para enviarlos a trabajar a las minas. De esa manera pueden cumplir con el
contrato que tienen con la empresa minera.
Finalmente, el relato da pase a
discusiones y reflexiones políticas entre Servando Huanca y dos personajes: el
apuntador de la mina y el agrimensor
LeonidasBenites; éste último había sido expulsado de la empresa minera y se
hallaba enfadado. El herrero Huanca les habla y les ilustra del movimiento
revolucionario mundial en la que todos los explotadores serán vencidos y los
obreros e indios de todas partes del mundo serán liberados. El apuntador se
muestra entusiasta con el plan y promete dar su apoyo; por su parte Benites,
que al principio se muestra evasivo, finalmente acepta también ponerse al
servicio de la causa de los oprimidos en la futura y cercana rebelión. Yasí
termina la novela.
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