jueves, 4 de julio de 2013

El Pescao Tradición Otuzcana

LEYENDA DE LA QUEBRADA DEL PESCAO

En la carretera a Usquil, entre la ciudad de Otuzco  y el asentamiento humano rural de Chimur, se halla el lugar llamado San Venancio. En estos asentamientos humanos rurales se cosecha dulces choclos y deliciosas papas. Se vive encantadores primeros de mayo y  yéndose a Chimur se pasa la quebrada del Pescao.

La quebrada delPescao tiene en sus orillas bosquecillos de eucaliptos y zarzamoras en galería que dan frutos morados para los niños. Tienen en su fondo rocas de grano fino de un granito blanco, sobre una de las cuales se ve claramente la figura de un pez. Sobre este pez mi madre me contaba.

“Antes de la llegada de los españoles había en todas las pachacas que formaban la comarca de Otusco, abundantes cosechas, mucho que comer y existía el trabajo comunal. Entonces no había hambre, todos trabajaban y tenían reservas para los tiempos de sequía. Pero cuando llegaron los godos todo cambio. La tierra que en las pachacas eran de todos los peruanos, pasó a ser uno o dos españoles; el agua igualmente. El trabajo en beneficio de todos también desapareció y el individualismo que favorecía solo a los españoles, trajo miseria y hambre entre los campesinos Otuscanos.”

“En Chimur vivió un Otuscano que fue un gran agricultor y que siempre ayudaba a pasar el río cuando crecía. Era gran “Chimbador”. Esto era posible porque él podía ver bajo el agua y así hallaba los mejores vados. Le gustaba conversar en el río y fue también gran nadador. La gente le llamaba don Bonifacio y nadie sabía si ese era su nombre o por su capacidad de servicio a los demás: nunca negó su ayuda a quien de él algo necesitaba. Como agricultor practicaba el trabajo comunal y en las mingas comuneras para hacer casas, para cosechar o rendir culto a la Pacha Mama, tocaba la flauta y la caja como un gran cajero.”


“Cuando los españoles le quitaron su chacra Don Bonifacio se puso muy triste y desolado. Se sentó a tocar su flauta y a llorar sobre una de las rocas de la quebrada y se deshizo en llanto. En la roca en que se sentó a llorar la pérdida de su libertad y su existencia: apareció la figura de un pez. Las gentes llamaron a la quebrada la “Quebrada del Buen Pescao” y los Alvarado de Pichampampa nos contaban que el antiguo nombre se ha perdido, pero que en las noches de luna del mes de mayo, un pez hermoso baja desde la “Quebrada del Pescao” hasta el mar: la antigua poza situada abajo en el río Huangamarca…”

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