LOS ROCOTOS DE ORO
Cuando el viajero ingresa a la ciudad de
Otuzco, distante a unos 76 km de Trujillo. Encuentra un perfume alcanforado,
que exhalan sus eucaliptos y admira el panorama precioso de sus pencas.
Luego de encaminarse a la población,
desde su plaza de Armas pude dirigir su mirada al noreste y tendrá que
contemplar al cerro “Urpillao”, el cerro desde el cual baja el agua clara,
cristalina. Allí he bebido el agua más limpia de mi vida, mecido por la hamaca
de los vientos, junto a un cielo azul majestuoso e imponente. Al bajar de sus
cumbres me he detenido en la casa de D. Manuel Reyes, cuya casa está en las
faldas y me ha referido la siguiente narración.
Había muchas pastoras que frecuentemente
iban a la laguna del “Urpillao” para dar de beber a su ganado, muchas de ellas
al cerrar la oración de la tarde veían una planta de rocoto (especie de ají) en las orillas de laguna.
Sus frutos eran dorados y deslumbrantes, por lo que alguna de ellas pudo
atrapar varios frutos, llegando a hacerse una persona adinerada.
Pero una graciosa pastora llamada
Margarita, deseosa de recoger y tener la misma suerte que su vecina, aba ala
laguna del “Urpillao” con mucha frecuencia, para dar de beber a sus ovejas mas nunca veía nada. Sus padres lo habían
aconsejado que nunca se quedara en la orilla, porque le podía suceder una
desgracia. Pero ella movida más por la curiosidad, se queda siempre al
atardecer hilando cerca de la orilla de
lalaguna. Pero he aquí que un buen día d sol, primoroso y radiante con un cielo
azul transparente, ella ve los rocotos de oro, que parece gritarle que los
recoja, ella se acerca y dejando su rueca en la orilla, resbala y cae a la
laguna. Sus padres viendo que no llegaban, fueron a buscarla, solamente
encontraron la rueca y el rebaño de ovejas. La Margarita quedo encantada en la
laguna. En las noches de luna llena, cuando uno pasa se escucha un lánguido y
desgarrador lamento. Oírlo es signo de sequía y desgracia.
FUENTE: Rodel
“Leyendas de La Libertad”
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