LEYENDA DE LA QUEBRADA DEL PESCAO
En la carretera a Usquil, entre la ciudad
de Otuzco y el asentamiento humano rural
de Chimur, se halla el lugar llamado San Venancio. En estos asentamientos
humanos rurales se cosecha dulces choclos y deliciosas papas. Se vive
encantadores primeros de mayo y yéndose
a Chimur se pasa la quebrada del Pescao.
La quebrada delPescao tiene en sus
orillas bosquecillos de eucaliptos y zarzamoras en galería que dan frutos
morados para los niños. Tienen en su fondo rocas de grano fino de un granito
blanco, sobre una de las cuales se ve claramente la figura de un pez. Sobre
este pez mi madre me contaba.
“Antes de la llegada de los españoles
había en todas las pachacas que formaban la comarca de Otusco, abundantes
cosechas, mucho que comer y existía el trabajo comunal. Entonces no había
hambre, todos trabajaban y tenían reservas para los tiempos de sequía. Pero
cuando llegaron los godos todo cambio. La tierra que en las pachacas eran de
todos los peruanos, pasó a ser uno o dos españoles; el agua igualmente. El
trabajo en beneficio de todos también desapareció y el individualismo que
favorecía solo a los españoles, trajo miseria y hambre entre los campesinos
Otuscanos.”
“En Chimur vivió un Otuscano que fue un
gran agricultor y que siempre ayudaba a pasar el río cuando crecía. Era gran
“Chimbador”. Esto era posible porque él podía ver bajo el agua y así hallaba
los mejores vados. Le gustaba conversar en el río y fue también gran nadador.
La gente le llamaba don Bonifacio y nadie sabía si ese era su nombre o por su
capacidad de servicio a los demás: nunca negó su ayuda a quien de él algo
necesitaba. Como agricultor practicaba el trabajo comunal y en las mingas
comuneras para hacer casas, para cosechar o rendir culto a la Pacha Mama,
tocaba la flauta y la caja como un gran cajero.”
“Cuando los españoles le quitaron su
chacra Don Bonifacio se puso muy triste y desolado. Se sentó a tocar su flauta
y a llorar sobre una de las rocas de la quebrada y se deshizo en llanto. En la
roca en que se sentó a llorar la pérdida de su libertad y su existencia:
apareció la figura de un pez. Las gentes llamaron a la quebrada la “Quebrada
del Buen Pescao” y los Alvarado de Pichampampa nos contaban que el antiguo
nombre se ha perdido, pero que en las noches de luna del mes de mayo, un pez
hermoso baja desde la “Quebrada del Pescao” hasta el mar:
la antigua poza situada abajo en el río Huangamarca…”